Hoy vengo a contar la historia de una caja que recorrió miles de km para venír a Paris a alegrarme el 28 de Febrero.

Esta historia se remonta a mi infancia, resulta que yo soy hija de una madre (a partir de ahora conocida como Mama-Sita), pero no de una madre cualquiera sino de una madre maestra.
La infancia de Sita se desarrolló en un maravilloso pueblo llamado Alfacar (que los telediarios se empeñan en llamar Alfácar), pueblo conocido por su pan, por albergar el lugar donde murió (mataron) a Federico García Lorca y sobre todo por tener como profesora a Mama-Sita.
Yo soy una persona con peculiaridades (así le gusta decirlo a mi Santo, porque él es de la opinion que decir: “Sita eres un caso perdido” suena fatal), pues eso, estoy a medio camino entre Bridget Jones, AllyMcBeal y Carmen Maura. Lo malo es que yo no puedo culpar de todas mis “peculiaridades” a una infancia difícil, de hecho yo soy una de esas afortunadas personas que han tenido una feliz infancia, así que los psicólogos están muy desconcertados con mi caso.