Siempre he sido una persona de "culo inquieto", en todos los aspectos, pero con especial énfasis en los viajes.
No recuerdo cuando me vino a mi la manía de no estar mas de 3 semanas seguidas en casa (la media suele ser 1/3; un finde en casa por cada 3 fuera)
El viernes pasado tocó Roma, y es que unos amigos cumplen 10 años de casados y lo hemos celebrado en "comunidad". El hecho de tener amigos que cumplen una década de matrimonio y, teniendo en cuenta, que tienen mi edad, me ha sumido en una crisis generacional.
Lejos quedan los veintipocos y las fiestas universitarias, los ideales quedaron un poco olvidados en el cajón donde guardamos los calcetines. Ahora disfrutamos de "la nueva juventud", porque los 30 son los 20 de antes, al igual que los jueves son los nuevos viernes. Una juventud que tiene menos aguante a las resacas y que te deja en estado catatónico durante los 4 días siguientes a la fiesta, pero juventud al fin y al cabo.
Ha sido un viaje divertidísimo y nada común.