
Cuando decidí regresar a las aulas de estudio en mi fuero interno lo que estaba esperando era retomar el absentismo escolar que supone la asistencia a la cafetería.
Mis esperanzas han sido cumplidas, porque vamos a tomar café de vez en cuando y a hacer picnics.
Hoy no voy a contar grandes aventuras, solamente voy a hablar de mis costumbres, que parecen estar volviendo a sus orígenes. Creo que desde que vivo en aquí noto que rejuvenezco por momentos (a la vez que empiezo a tener síntomas de que el tiempo no pasa en balde, y es que resulta que el tinte del pelo ya no es una opción y sí una obligación).
Durante mucho tiempo yo tenía una biblia que era "El plan Special K" que, como toda religión, me había absorbido la voluntad y la libertad de actuación. Con sus continuos anuncios televisivos de cuerpos perfectos me terminé creyendo que si desayunaba todos las mañanas mis Special-K se me regularía el transito intestinal... y como Sita es muy optimista, se dejó convencer que si lo hacía, además de la sensación del consabido movimiento intestinal, lograría que desaparecieran las arrugas, creciera el escote y desapareciera la nariz.